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La Noche del Valiente
Morgan Rice


Reyes y Hechiceros #6
Una fantasía llena de acción que le encantará a los fans de las otras novelas de Morgan Rice, igual que a los fans de obras como The Inheritance Cycle de Christopher Paolini… Los fans de Ficción para Jóvenes Adultos devorarán este último trabajo de Rice y rogarán por más. The Wanderer, A Literary Journal (sobre El Despertar de los Dragones) En LA NOCHE DEL VALIENTE, Kyra debe encontrar una manera de escapar de Marda y regresar a Escalon con el Bastón de la Verdad. Si lo logra, le espera la batalla más épica de toda su vida al enfrentarse a los ejércitos de Ra, a la nación de troles, y a la manada de dragones. Si sus poderes y su arma son lo suficientemente fuertes, su madre la esperará para revelarle los secretos de su destino y de su nacimiento. Duncan debe crear una gran defensa contra los ejércitos de Ra de una vez por todas. Pero incluso mientras pelea las batallas más grandes de su vida que lo llevarán a la batalla final en El Barranco del Diablo, no se imagina el engaño oscuro que Ra le tiene preparado. En la Bahía de la Muerte, Merk y la hija del Rey Tarnis deben unir fuerzas con Alec y los guerreros de las Islas Perdidas para pelear contra los dragones. Deben encontrar a Duncan y unirse para salvar a Escalon, pero Vesuvius ha resurgido y no pueden anticipar lo que les tiene preparados. En el final épico de Reyes y Hechiceros, las batallas más dramáticas, las armas y la hechicería, todos conducen a una impresionante conclusión inesperada llena tanto de tragedia desgarradora como de un inspirador renacimiento. Con su fuerte atmósfera y complejos personajes, LA NOCHE DEL VALIENTE es una dramática saga de caballeros y guerreros, de reyes y señores, de honor y valor, de magia, destino, monstruos y dragones. Es una historia de amor y corazones rotos, de decepción, ambición y traición. Es una excelente fantasía que nos invita a un mundo que vivirá en nosotros para siempre, uno que encantará a todas las edades y géneros. Si pensaste que ya no había razón para vivir después de terminar de leer la serie El Anillo del Hechicero, te equivocaste. Morgan Rice nos presenta lo que promete ser otra brillante serie, sumergiéndonos en una fantasía de troles y dragones, de valor, honor, intrepidez, magia y fe en tu destino. Morgan ha logrado producir otro fuerte conjunto de personajes que nos hacen animarlos en cada página. … Recomendado para la biblioteca permanente de todos los lectores que aman la fantasía bien escrita. Books and Movie Reviews, Roberto Mattos (sobre El Despertar de los Dragones)





Morgan Rice

LA NOCHE DEL VALIENTE REYES Y HECHICEROS—lIBRO 6




Morgan Rice

Morgan Rice tiene el #1 en Г©xito en ventas como el autor mГЎs exitoso de USA Today con la serie de fantasГ­a Г©pica EL ANILLO DEL HECHICERO, compuesta de diecisiete libros; de la serie #1 en ventas EL DIARIO DEL VAMPIRO, compuesta de doce libros; de la serie #1 en ventas LA TRILOGГЌA DE SUPERVIVENCIA, novela de suspenso post-apocalГ­ptica compuesta de dos libros (y contando); y de la serie de fantasГ­a Г©pica REYES Y HECHICEROS, compuesta de seis libros. Los libros de Morgan estГЎn disponibles en audio y ediciones impresas, y las traducciones estГЎn disponibles en mГЎs de 25 idiomas.

A Morgan le encanta escucharte, asГ­ que por favor visita www.morganricebooks.com (http://www.morganricebooks.com/) para unirte a la lista de email, recibir un libro gratuito, recibir regalos, descargar el app gratuito, conocer las Гєltimas noticias, conectarte con Facebook y Twitter, ВЎy seguirla de cerca!



Elogios Dirigidos a Morgan Rice

“Si pensaste que ya no había razón para vivir después de terminar de leer la serie El Anillo del Hechicero, te equivocaste. En EL DESPERTAR DE LOS DRAGONES Morgan Rice nos presenta lo que promete ser otra brillante serie, sumergiéndonos en una fantasía de troles y dragones, de valor, honor, intrepidez, magia y fe en tu destino. Morgan ha logrado producir otro fuerte conjunto de personajes que nos hacen animarlos en cada página.… Recomendado para la biblioteca permanente de todos los lectores que aman la fantasía bien escrita.”

–-Books and Movie Reviews

Roberto Mattos



“EL DESPERTAR DE LOS DRAGONES funciona desde el principio…. Una fantasía superior…Inicia, como debe, con los problemas de una protagonista y se mueve de manera natural hacia un más amplio circulo de caballeros, dragones, magia y monstruos, y destino.… Todo lo que hace a una buena fantasía está aquí, desde soldados y batallas hasta confrontaciones con uno mismo….Un campeón recomendado para los que disfrutan de libros de fantasía épica llenos de poderosos y creíbles protagonistas jóvenes adultos.”

–-Midwest Book Review

D. Donovan, Comentarista de eBooks



“Una fantasía llena de acción que satisfará a los fans de las novelas anteriores de Morgan Rice, junto con fans de trabajos tales como THE INHERITANCE CYCLE de Christopher Paolini…. Los fans de Ficción para Jóvenes Adultos devorarán este trabajo más reciente de Rice y pedirán aún más.”

–-The Wanderer, A Literary Journal (sobre El Despertar de los Dragones)



“Una fantasía con espíritu que une elementos de misterio e intriga en su historia. A Quest of Heroes se trata del desarrollo de la valentía y sobre tener un propósito en la vida que llega al crecimiento, madurez, y excelencia… Para los que buscan aventuras fantásticas sustanciosas, los protagonistas, dispositivos y acciones proporcionan un vigoroso conjunto de encuentros que se enfocan bien en la evolución de Thor de un niño soñador a un joven adulto enfrentándose a probabilidades imposibles de sobrevivir….Sólo el inicio de lo que promete ser una serie épica para jóvenes adultos.”

--Midwest Book Review (D. Donovan, Comentarista de eBooks)



“EL ANILLO DEL HECHICERO tiene todos los ingredientes para un éxito instantáneo: tramas, contratramas, misterio, valientes caballeros, y relaciones crecientes llenas de corazones rotos, decepción y traiciones. Te mantendrá entretenido por horas, y satisfará a todas las edades. Recomendado para la biblioteca permanente de todos los lectores de fantasía.”

–-Books and Movie Reviews, Roberto Mattos



“En este primer libro lleno de acción en la serie de fantasía épica el Anillo del Hechicero (que ya cuenta con 14 libros), Rice les presenta a los lectores a un joven de 14 años llamado Thorgrin "Thor" McLeod, cuyo sueño es unirse a la Legión de Plata, los caballeros de élite que sirven al Rey…. La escritura de Rice es sólida y la premisa intrigante.”

--Publishers Weekly



Libros de Morgan Rice




REYES Y HECHICEROS


EL DESPERTAR DE LOS DRAGONES (Libro #1)


EL DESPERTAR DEL VALIENTE (Libro #2)


El PESO DEL HONOR (Libro #3)


UNA FORJA DE VALOR (Libro #4)


UN REINO DE SOMBRAS (Libro #5)


LA NOCHE DEL VALIENTE (Libro #6)




EL ANILLO DEL HECHICERO


LA SENDA DE LOS HÉROES (Libro #1)


UNA MARCHA DE REYES (Libro #2)


UN DESTINO DE DRAGONES (Libro #3)


UN GRITO DE HONOR (Libro #4)


UN VOTO DE GLORIA (Libro #5)


UNA POSICIГ“N DE VALOR (Libro #6)


UN RITO DE ESPADAS (Libro #7)


UNA CONCESIГ“N DE ARMAS (Libro #8)


UN CIELO DE HECHIZOS (Libro #9)


UN MAR DE ESCUDOS (Libro #10)


UN REINO DE ACERO (Libro #11)


UNA TIERRA DE FUEGO (Libro #12)


UN MANDATO DE REINAS (Libro #13)


UNA PROMESA DE HERMANOS (Libro #14)


UN SUEГ‘O DE MORTALES (Libro #15)


UNA JUSTA DE CABALLEROS (Libro #16)


EL DON DE LA BATALLA (Libro #17)




LA TRILOGГЌA DE SUPERVIVENCIA


ARENA UNO: SLAVERSUNNERS (Libro #1)


ARENA DOS (Libro #2)




EL DIARIO DEL VAMPIRO


TRANSFORMACIГ“N (Libro # 1)


AMORES (Libro # 2)


TRAICIONADA (Libro # 3)


DESTINADA (Libro # 4)


DESEADA (Libro # 5)


COMPROMETIDA (Libro # 6)


JURADA (Libro # 7)


ENCONTRADA (Libro # 8)


RESUCITADA (Libro # 9)


ANSIADA (Libro # 10)


CONDENADA (Libro # 11)












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Derechos de autor В© 2015 por Morgan Rice

Todos los derechos reservados. Excepto como permitido bajo el Acta de 1976 de EU de Derechos de Autor, ninguna parte de esta publicaciГіn puede ser reproducida, distribuida o transmitida en ninguna forma o medio, o guardada en una base de datos o sistema de recuperaciГіn, sin el permiso previo del autor.

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Esta es una obra de ficciГіn. Los nombres, personajes, negocios, organizaciones, lugares, eventos, e incidentes son o producto de la imaginaciГіn del autor o usados de manera ficticia. Cualquier parecido con personas reales, vivas o muertas, es completa coincidencia.

Jacket image Copyright Algol, usado bajo licencia de Shutterstock.com.










CAPГЌTULO UNO


Duncan caminaba por la menguante inundaciГіn, con agua salpicГЎndole los tobillos y rodeado por docenas de sus soldados que caminaban por el cementerio flotante. Cientos de cuerpos Pandesianos flotaban y chocaban contra sus piernas mientras Г©l se movГ­a por lo que quedaba de la inundaciГіn de Everfall. HabГ­a un mar de cuerpos hasta donde alcanzaba a ver, soldados Pandesianos que salГ­an del desbordado caГ±Гіn y que eran arrojados hacia el desierto por las aguas. Era el aire solemne de la victoria.

Duncan mirГі hacia abajo hacia el caГ±Гіn lleno de agua que seguГ­a arrojando cuerpos sin detenerse, y despuГ©s se dio la vuelta mirando hacia el horizonte, hacia Everfall, en donde los torrentes ya habГ­an disminuido notablemente. Lentamente sintiГі la emociГіn de la victoria creciendo dentro de Г©l. Todo a su alrededor el aire empezГі a llenarse con los vГ­tores de victoria de sus hombres, que caminaban por las aguas sin poder creerlo y lentamente se daban cuenta de que en verdad habГ­an ganado. A pesar de las probabilidades, habГ­an sobrevivido y habГ­an conquistado a la mГЎs grande legiГіn. Leifall lo habГ­a logrado despuГ©s de todo. Duncan sintiГі una gran oleada de gratitud hacia sus leales soldados, hacia Leifall, Anvin y, principalmente, hacia su hijo. Las probabilidades en contra no habГ­an hecho que nadie retrocediera en miedo.

Se escuchГі un estruendo distante, y Duncan mirГі hacia el horizonte llenГЎndose de gozo al ver a Leifall y a sus hombres de Leptus, a Anvin y Aidan entre ellos, Blanco corriendo a sus pies, todos regresando de Everfall y cabalgando para reencontrarse. Los gritos de triunfo del pequeГ±o ejГ©rcito de Leifall, sus cientos de hombres, se escuchaban incluso hasta allГ­.

Duncan mirГі de nuevo hacia el norte y vio en el horizonte distante un mar lleno de negro. AllГ­, tal vez a un dГ­a de cabalgata de distancia, estaba el resto del ejГ©rcito Pandesiano, reuniГ©ndose y preparГЎndose para vengar a sus compaГ±eros derrotados. Duncan sabГ­a que la siguiente vez no atacarГ­an con diez mil hombres, sino con cien mil.

Duncan supo que no tenГ­an mucho tiempo. Ya habГ­a tenido suerte una vez, pero de ninguna manera podrГ­a resistir el ataque de cientos de miles de soldados, ni siquiera con los mejores trucos del mundo; y ya se le habГ­an acabado todos sus trucos. Necesitaba una nueva estrategia y la necesitaba rГЎpido.

Mientras sus hombres se reunГ­an alrededor de Г©l, Duncan examinГі los rostros duros y dispuestos y supo que estos valientes guerreros buscaban su liderazgo. SabГ­a que cualquier decisiГіn que tomara ahora lo afectarГ­a no solo a Г©l, sino tambiГ©n a todos estos grandes guerreros; de hecho, decidirГ­a el destino de Escalon. Les debГ­a a todos ellos el decidir sabiamente.

Duncan puso a trabajar su cerebro deseando encontrar una respuesta, pensando en todas las ramificaciones de cualquier estrategia. Todos los planes representaban un gran riesgo, consecuencias nefastas, y todos eran mucho mГЎs arriesgados que lo que acababan de lograr en el caГ±Гіn.

“¿Comandante?” dijo una voz.

Duncan se dio la vuelta y vio el rostro serio de Kavos, que lo miraba con respeto. DetrГЎs de Г©l cientos de hombres tambiГ©n lo miraban. Estaban esperando alguna direcciГіn. Lo habГ­an seguido hasta este momento y seguГ­an con vida; y ahora confiaban en Г©l.

Duncan asintiГі, respirando profundamente.

“Si nos enfrentamos a los Pandesianos en campo abierto,” empezó a decir, “perderemos. Todavía nos superan en número cien a uno. También han tenido más tiempo para descansar y están mejor equipados. Estaríamos todos muertos para el atardecer.”

Duncan suspirГі mientras sus hombres absorbГ­an cada palabra.

“Pero tampoco podemos huir,” continuó, “ni deberíamos hacerlo. Con los troles atacando también y los dragones llenando los cielos no tendremos tiempo de escondernos de esta guerra. Y no es de nosotros el escondernos. Necesitamos una estrategia valiente y rápida y decisiva para derrotar a los invasores y liberar a nuestro país de una vez por todas.”

Duncan guardГі silencio por un largo rato, pensando en la casi imposible tarea a la que se enfrentaban. Todo lo que se podГ­a escuchar era el sonido del viento atravesando el desierto.

“¿Qué es lo que propones, Duncan?” presionó finalmente Kavos.

VolteГі a ver a Kavos, quien apretaba su alabarda y lo miraba con intensidad, mientras sus palabras hacГ­an eco en su cabeza. Les debГ­a a estos grandes guerreros una estrategia; una manera no solo de sobrevivir, sino de obtener la victoria.

Duncan pensó en el terreno de Escalon. Sabía que todas las batallas se ganaban gracias al terreno, y su conocimiento del terreno de su tierra natal era tal vez la última ventaja que le quedaba en esta guerra. Pensó en todos los terrenos de Escalon en donde el terreno les podría dar una ventaja natural. Tendría que ser un lugar muy especial, un lugar en el que unos miles de hombres puedan pelear contra cientos de miles. Solo había algunos lugares en Escalon—solo unos pocos en todo el mundo—que podrían permitir eso.

Pero mientras Duncan recordaba todas las leyendas y cuentos que le habГ­an contado su padre y el padre de su padre, mientras recordaba todas las grandes batallas que habГ­a estudiado de tiempos antiguos, de pronto su mente se enfocГі en las batallas que habГ­an sido mГЎs heroicas, mГЎs Г©picas, las batallas de los pocos contra los muchos. Una y otra vez su mente pensaba en el mismo lugar: el Barranco del Diablo.

El lugar de los hГ©roes. Este era el lugar en el que unos cuantos hombres habГ­an peleado contra ejГ©rcitos, en donde los grandes guerreros de Escalon habГ­an sido probados. En el Barranco se encontraba el paso mГЎs estrecho de todo Escalon, y probablemente era el Гєnico lugar en el que el terreno definГ­a la batalla. Era un muro de acantilados y montaГ±as que se encontraban con el mar dejando un pequeГ±o corredor por el cual pasar y formando el Barranco que ya habГ­a quitado mГЎs de unas cuantas vidas. Este obligaba a los hombres a pasar en una sola fila. Obligaba a los ejГ©rcitos a formar una sola fila. Creaba un cuello de botella en el que unos cuantos guerreros, si estaban bien posicionados y eran valientes, podГ­an pelear contra todo un ejГ©rcito. Al menos eso decГ­an las leyendas.

“El Barranco,” respondió finalmente Duncan.

Todos los ojos se agrandaron. Lentamente, asintieron en seГ±al de respeto. El Barranco era una decisiГіn seria; era un lugar de Гєltimo recurso, un lugar al que se iba cuando no quedaba ninguna otra opciГіn, un lugar en el que los hombres morГ­an o vivГ­an para que la tierra se perdiera o se salvara. Era un lugar de leyenda; un lugar de hГ©roes.

“El Barranco,” dijo Kavos, asintiendo por un largo rato mientras se acariciaba la barba. “Fuerte. Pero aún queda un problema.”

Duncan lo mirГі.

“El Barranco está diseñado para mantener a los invasores afuera, no adentro,” respondió. “Los Pandesianos ya están adentro. Tal vez podríamos bloquearlo y mantenerlos adentro. Pero lo que queremos es expulsarlos.”

“Nunca antes en la vida de nuestros ancestros,” añadió Bramthos, “se ha logrado que un ejército invasor, después de cruzar el Barranco, se vaya por este otra vez. Es muy tarde. Ya han pasado por allí.”

Duncan asintiГі con la cabeza pensando lo mismo.

“Ya he considerado eso,” respondió. “Pero siempre hay una manera. Tal vez podremos atraerlos por este hacia el otro lado. Y entonces, una vez que estén en el sur, sellarlo y establecer nuestras defensas.”

Los hombres lo miraban, claramente confundidos.

“¿Y cómo propones que hagamos eso?” preguntó Kavos.

Duncan sacГі su espada, encontrГі un pedazo de tierra seca, y empezГі a dibujar. Todos los hombres se acercaron mientras su espada pasaba por la arena.

“Algunos de nosotros seremos la carnada,” dijo dibujando una línea en la arena. “El resto estará esperando del otro lado, listos para sellarlo. Les haremos pensar a los Pandesianos que nos están persiguiendo, que estamos huyendo. Mi grupo, una vez que haya pasado, puede dar la vuelta utilizando los túneles y regresar a este lado del Barranco, y entonces sellarlo. Entonces todos juntos podremos crear las defensas.”

Kavos negГі con la cabeza.

“¿Y qué te hace pensar que Ra enviará a sus ejércitos por el Barranco?”

Duncan se sintiГі determinado.

“Conozco a Ra,” respondió. “Él desea nuestra destrucción, desea una victoria total y completa. Esto apelará a su arrogancia y, por eso, enviará a todo su ejército a perseguirnos.”

Kavos negГі con la cabeza.

“Los hombres que sirvan de carnada,” dijo, “quedarán expuestos. Será casi imposible el poder regresar por los túneles. Lo más probable es que esos hombres queden atrapados y mueran.”

Duncan asintiГі con gravedad.

“Es por eso que yo mismo dirigiré a esos hombres,” dijo.

Todos los hombres lo miraron con respeto. Se acariciaban las barbas y sus rostros estaban inundados de preocupaciГіn y duda, todos claramente pensando en lo arriesgado que era.

“Tal vez pudiera funcionar,” dijo Kavos. “Tal vez pudiéramos atraer a las fuerzas Pandesianas y hasta sellarlos afuera. Pero aun así, Ra no enviará a todos sus hombres. En estas partes solo se encuentran sus fuerzas sureñas. Tiene a otros hombres distribuidos por todo el país. Tiene a un poderoso ejército que cuida el norte. Incluso si ganamos esta batalla épica, no ganaríamos la guerra. Sus hombres seguirían controlando Escalon.”

Duncan asintiГі al estar pensando lo mismo.

“Es por eso que dividiremos nuestras fuerzas,” respondió. “La mitad de nosotros cabalgará hacia el Barranco, y la otra mitad irá al norte para atacar al ejército norteño de Ra. Tú los guiarás.”

Kavos lo mirГі, sorprendido.

“Si vamos a liberar a Escalon, lo haremos todo al mismo tiempo,” añadió Duncan. “Tú guiarás la batalla en el norte. Llévalos a tu tierra natal, a Kos. Lleva la batalla a las montañas. Nadie puede pelear tan bien como tú en esos lugares.”

Kavos asintiГі, claramente gustГЎndole la idea.

“¿Y tú, Duncan?” le preguntó con preocupación en su voz. “Tan escasas como sean mis probabilidades en el norte, tus probabilidades en el Barranco son mucho peores.”

Duncan asintiГі y sonriГі. TomГі el hombro de Kavos.

“Mejores probabilidades de gloria, entonces,” le respondió.

Kavos sonriГі con admiraciГіn.

“¿Y qué hay de la flota Pandesiana?” interrumpió Seavig, dando un paso adelante. “Ahora mismo controlan el puerto de Ur. Escalon no será libre mientras controlen el mar.”

Duncan asintiГі y puso una mano en el hombro de su amigo.

“Es por eso que tú tomarás a tus hombres y te dirigirás a la costa,” respondió Duncan. “Usa nuestra flota secreta y navega hacia el norte, de noche, siguiendo el Mar de los Lamentos. Navega hasta Ur y, con la suficiente astucia, tal vez puedas derrotarlos.”

Seavig lo mirГі, tomГЎndose la barba y con osadГ­a y audacia en sus ojos.

“Te das cuenta de que tendremos una docena de barcos contra mil,” respondió él.

Duncan asintiГі, y Seavig sonriГі.

“Sabía que había una razón por la que me agradabas,” le dijo Seavig.

Seavig montГі a su caballo y, con sus hombres detrГЎs de Г©l, avanzГі sin decir otra palabra, llevГЎndolos hacia el desierto y cabalgando hacia el oeste hacia el mar.

Kavos dio un paso adelante, tomГі el hombro de Duncan y lo mirГі a los ojos.

“Siempre supe que ambos moriríamos por Escalon,” dijo. “Pero no sabía que moriríamos de una manera tan gloriosa. Será una muerte digna de nuestros antepasados. Te agradezco por eso, Duncan. Nos has dado un gran regalo.”

“Y yo a ti,” respondió Duncan.

Kavos se dio la vuelta, les hizo una seГ±al a sus hombres y, sin decir otra palabra, se montaron en sus caballos y empezaron a cabalgar hacia el norte, hacia Kos. Todos avanzaron gritando y dejando una gran nube de polvo al pasar.

Eso dejГі a Duncan solo con varios cientos de hombres, todos mirГЎndolo en busca de direcciГіn. Se dio la vuelta y los mirГі.

“Leifall se acerca,” dijo al verlos venir en el horizonte. “Cuando lleguen, cabalgaremos juntos hacia el Barranco.”

Duncan fue a subirse a su caballo cuando, de repente, una voz cortГі el aire:

“¡Comandante!”

Duncan se dio la vuelta y se quedГі impactado por lo que vio. Desde el este se acercaba una sola figura, caminando hacia ellos por el desierto. El corazГіn de Duncan se acelerГі al verla. No era posible.

Sus hombres abrieron camino mientras se acercaba. El corazГіn de Duncan dejГі de latir y lentamente sintiГі los ojos llenГЎrsele de lГЎgrimas de alegrГ­a. Apenas podГ­a creerlo. AhГ­, acercГЎndose como una apariciГіn en el desierto, estaba su hija.

Kyra.

Kyra caminГі hacia ellos, sola, con una sonrisa en el rostro y directo hacia Г©l. Duncan estaba desconcertado. ВїCГіmo habГ­a llegado hasta aquГ­? ВїQuГ© estaba haciendo aquГ­? ВїEstaba sola? ВїHabГ­a caminado todo el camino? ВїDГіnde estaba Andor? ВїDГіnde estaba su dragГіn?

Nada de esto tenГ­a sentido.

Pero ahГ­ estaba, en carne y hueso; su hija habГ­a regresado. Al verla sintiГі como si su alma fuera restaurada. Todo en el mundo se sintiГі bien, aunque fuera por un momento.

“Kyra,” dijo él acercándose con emoción.

Los soldados se hicieron a un lado mientras Duncan avanzaba, sonriendo, extendiendo sus brazos y deseando poder abrazarla. Ella tambiГ©n sonreГ­a y extendГ­a sus brazos avanzando hacia Г©l. El saber que ella seguГ­a con vida hizo que toda su vida valiera la pena.

Duncan dio los pasos finales, emocionado por abrazarla, y cuando ella llegГі hasta Г©l, Г©l la envolviГі con sus brazos.

“Kyra,” dijo él con lágrimas. “Estás viva. Has regresado a mí.”

PodГ­a sentir las lГЎgrimas cayendo por sus ojos, lГЎgrimas de alegrГ­a y alivio.

Pero al abrazarla, de manera extraГ±a, ella estaba inmГіvil y en silencio.

Lentamente Duncan se dio cuenta de que algo andaba mal. Pero a medio segundo de poder darse cuenta, su mundo se llenГі de un agudo dolor.

Duncan jadeГі perdiendo el aliento. Sus lГЎgrimas de alegrГ­a rГЎpidamente se convirtieron en lГЎgrimas de dolor al ver que no podГ­a respirar. No podГ­a procesar lo que estaba pasando; en lugar de un amoroso abrazo, sintiГі un frГ­o acero atravesГЎndole las costillas y siendo empujado hacia adentro. SintiГі algo caliente que brotaba bajando por su estГіmago, y se quedГі entumecido, incapaz de respirar o pensar. El dolor era tan agudo, tan punzante, tan inesperado. MirГі hacia abajo y vio una daga en su corazГіn, y se quedГі completamente impactado.

VolteГі hacia Kyra, la mirГі a los ojos y, aunque el dolor era horrible, el dolor de su traiciГіn era mucho peor. El morir no le molestaba, pero el morir en manos de su hija lo estaba haciendo pedazos.

Al sentir que el mundo empezaba a dar vueltas debajo de Г©l, Duncan parpadeГі, consternado, tratando de entender por quГ© la persona que mГЎs amaba en el mundo lo habГ­a traicionado.

Pero Kyra simplemente sonriГі, mostrando ningГєn remordimiento.

“Hola padre,” dijo ella. “Me alegra verte de nuevo.”




CAPГЌTULO DOS


Alec estaba en la boca del dragГіn, sosteniendo la Espada Incompleta con manos temblorosas, aturdido mientras la sangre del dragГіn caГ­a sobre Г©l como una cascada. MirГі por entre las filas de dientes afilados, cada uno tan grande como Г©l, y se preparГі mientras el dragГіn se desplomaba directamente sobre el mar. SintiГі que su estГіmago se le subГ­a a la garganta mientras las aguas congeladas de la BahГ­a de la Muerte se acercaban cada vez mГЎs. SabГ­a que si el impacto no lo mataba, entonces serГ­a aplastado por el peso del dragГіn muerto.

Alec, aГєn sorprendido por haber podido matar a esta gran bestia, sabГ­a que el dragГіn, con todo su peso y velocidad, se hundirГ­a hasta el fondo de la BahГ­a de la Muerte llevГЎndoselo con Г©l. La Espada Incompleta podГ­a matar a un dragГіn; pero ninguna espada podrГ­a detener este descenso. Y lo que era peor, las fauces del dragГіn empezaban a cerrarse encima de Г©l mientras los mГєsculos de la mandГ­bula se relajaban, convirtiГ©ndose en una jaula de la que Alec nunca podrГ­a escapar. SabГ­a que tenГ­a que actuar pronto si querГ­a tener una oportunidad de sobrevivir.

Mientras la sangre caГ­a sobre su cabeza desde el paladar de la boca del dragГіn, Alec sacГі la espada y, antes de que la boca se cerrara por completo, se preparГі y saltГі. GritГі mientras caГ­a por el aire helado no sin que antes los dientes afilados le rasgaran la espalda cortando su piel, y por un momento su camisa se atorГі en uno de los dientes y pensГі que no lo lograrГ­a. DetrГЎs de Г©l escuchГі que las grandes mandГ­bulas se cerraban y cortaban el pedazo de tela, y por fin cayГі libremente.

Alec se agitaba al caer por el aire, ya listo para que lo recibieran las peligrosas y negras aguas debajo.

De repente sintiГі el impacto y se quedГі congelado al sentir las frГ­as aguas, de una temperatura tan baja que se quedГі sin aliento. Lo Гєltimo que vio al ver hacia arriba fue el cuerpo muerto del dragГіn cayendo cerca de Г©l, a punto de chocar con la bahГ­a.

El cuerpo del dragГіn golpeГі la superficie con un tremendo impacto, enviando grandes olas de agua en todas direcciones. Afortunadamente no habГ­a caГ­do sobre Alec, y la ola se elevГі y lo alejГі de su cuerpo. ElevГі a Alec unos veinte pies de altura antes de detenerse y, para el horror de Alec, empezГі a succionar todo a su alrededor en un remolino gigante.

Alec nadГі con todas su fuerzas, pero no podГ­a alejarse. A pesar de sus esfuerzos, lo siguiente que supo fue que era succionado por el vasto remolino hacia las profundidades.

Alec nadГі lo mejor que pudo sin soltar la espada muy en lo profundo, pateando y hundiГ©ndose en las aguas congeladas. PateГі con desesperaciГіn tratando de ir a la superficie siguiendo el resplandor del sol, y mientras lo hacГ­a, vio que tiburones inmensos empezaban a nadar hacia Г©l. AlcanzГі a ver el casco del barco flotando en la superficie y supo que solo tenГ­a poco tiempo para poder llegar si es que querГ­a sobrevivir.

Alec finalmente saliГі a la superficie con un Гєltimo esfuerzo, jadeando por aire; un momento despuГ©s sintiГі manos fuertes que lo tomaban. MirГі hacia arriba y vio que Sovos lo subГ­a al barco, y un segundo despuГ©s ya estaba en el aire aferrГЎndose a la espada.

Pero sintiГі movimiento y, al voltear hacia un lado, vio a un inmenso tiburГіn rojo que se dirigГ­a a su pierna. Ya no habГ­a tiempo.

Alec sintiГі la espada vibrando en su mano, diciГ©ndole quГ© hacer. Era algo que nunca antes habГ­a sentido. GirГі y gritГі mientras la bajaba con todas sus fuerzas con ambas manos.

A esto le siguiГі el sonido del acero cortando la carne, y Alec vio con sorpresa cГіmo la Espada Incompleta cortaba al enorme tiburГіn en dos. Las aguas rojas rГЎpidamente se llenaron de tiburones que se comГ­an los pedazos.

Otro tiburГіn saltГі hacia su pierna, pero esta vez Alec sintiГі que lo levantaban con fuerza y cayГі fuertemente sobre la cubierta.

Se dio la vuelta y gimiГі cubierto de contusiones y golpes, y respirГі agitadamente, aliviado y completamente empapado. Alguien de inmediato lo cubriГі con una manta.

“Como si matar a un dragón no fuera suficiente,” dijo Sovos sonriendo de pie a su lado y pasándole una botella de vino. Alec tomó un gran trago y sintió el calor en su estómago.

El barco estaba lleno de soldados, todos emocionados y en estado caГіtico. Alec no se sorprendiГі; despuГ©s de todo no era comГєn que un dragГіn fuera derribado por una espada. MirГі a su alrededor y vio entre la multitud a Merk y Lorna, claramente tambiГ©n rescatados de las aguas. Merk le dio la apariencia de ser un truhan, posiblemente un asesino, mientras que Lorna era hermosa, con una calidad etГ©rea. Ambos estaban empapados y parecГ­an confundidos y felices de seguir con vida.

Alec notГі que todos los soldados lo miraban, pasmados, y lentamente se puso de pie, tambiГ©n perplejo, al darse cuenta de lo que acababa de hacer. Miraban hacia la espada que seguГ­a goteando agua y despuГ©s hacia Г©l, como si fuera un dios. No pudo evitar voltear hacia la espada el mismo, sintiendo el peso de esta en su mano como si fuera una cosa viviente. ExaminГі el misterioso y brillante metal como si fuera un objeto extraГ±o y vio en su mente el momento en el que habГ­a apuГ±alado al dragГіn, en su impresiГіn al ver que atravesaba su piel. Se quedГі maravillado con el poder de su arma

Pero tal vez mГЎs que eso, Alec no pudo evitar preguntarse quiГ©n era Г©l. ВїCГіmo era Г©l, un simple muchacho de una simple aldea, capaz de matar a un dragГіn? ВїQuГ© era lo que le tenГ­a preparado el destino? Empezaba a sentir que este no serГ­a un destino ordinario.

Alec escuchГі el sonido de mil mandГ­bulas y mirГі por la barandilla a un grupo de tiburones rojos que se comГ­an el cuerpo del tiburГіn muerto flotando en la superficie. Las aguas negras de la BahГ­a de la Muerte eran ahora color rojo sangriento. Alec vio el cuerpo flotante y finalmente comprendiГі que en realidad habГ­a pasado. De alguna manera habГ­a matado a un dragГіn. El Гєnico en todo Escalon que lo habГ­a conseguido.

El cielo se llenГі de chillidos y Alec vio a docenas de dragones mГЎs volando en la distancia, respirando grandes columnas de fuego y deseando venganza. Mientras lo veГ­an, algunos parecГ­an temerosos de acercarse. Algunos se separaron de la manada al ver a su compaГ±ero dragГіn muerto y flotando en el agua.

Pero otros chillaron con furia y bajaron directamente hacia Г©l.

Al verlos descender, Alec no esperГі. CorriГі hacia la popa, se subiГі a la barandilla y los enfrentГі. SintiГі el poder de la espada pasando dentro de Г©l, animГЎndolo, y dГЎndole una nueva determinaciГіn de acero. SentГ­a como si la espada lo estuviera impulsando. Г‰l y la espada ahora eran uno.

El grupo de dragones descendiГі directamente hacia Г©l. Los guiaba uno inmenso de brillantes ojos verdes que rugГ­a mientras arrojaba fuego. Alec levantГі la espada al sentir el valor que le daba la vibraciГіn en su mano. SabГ­a que el mismГ­simo destino de Escalon estaba en juego.

Alec sintiГі una oleada de valor que nunca antes habГ­a sentido mientras Г©l mismo dejaba salir un grito de batalla; al hacerlo, la espada de iluminГі. Un intenso estallido de luz saliГі disparado y se elevГі, deteniendo el muro de fuego a mitad del cielo. Este continuГі hasta que hizo que las flamas cambiaran de direcciГіn, y mientras Alec empujaba con la espada de nuevo, el dragГіn chillГі al ver que su propia columna de fuego lo envolvГ­a. ConvirtiГ©ndose en una gran bola de fuego, el dragГіn chillГі y se agitГі mientras caГ­a y se hundГ­a en las aguas.

Otro dragГіn bajГі volando, y de nuevo Alec levantГі la espada para detener el muro de fuego y lo matГі. Otro dragГіn vino por abajo y, al hacerlo, extendiГі sus garras tratando de levantar a Alec. Alec se dio la vuelta dando un golpe y se sorprendiГі al ver que la espada le cortaba las patas. El dragГіn chillГі y Alec atacГі de nuevo cortГЎndole el costado y ocasionГЎndole una gran herida. El dragГіn se desplomГі sobre el ocГ©ano y, al agitarse sin poder volar, fue atacado por un grupo de tiburones.

Otro dragГіn, uno rojo y pequeГ±o, volГі bajo por el otro lado abriendo sus mandГ­bulas. Mientras lo hacГ­a, Alec dejГі que sus instintos actuaran y dio un salto en el aire. La espada le dio poder y saltГі mГЎs alto de lo que podГ­a imaginar, pasando por encima de la cabeza del dragГіn y cayendo en su espalda.

El dragГіn chillГі y se sacudiГі, pero Alec se sostuvo con fuerza. No pudo quitГЎrselo de encima.

Alec se sintiГі mГЎs fuerte que el dragГіn, capaz de dominarlo.

“¡Dragón!” le gritó. “¡Te ordeno! ¡Ataca!”

El dragГіn no tuvo opciГіn mГЎs que darse la vuelta y volar hacia arriba, directo hacia la manada de dragones que todavГ­a venГ­an hacia Г©l. Alec los encarГі sin miedo, volando para enfrentarlos y extendiendo la espada frente a Г©l. Cuando se encontraron en el cielo, Alec atacГі con la espada una y otra vez, con un poder y velocidad que no sabГ­a que poseГ­a. CortГі el ala de uno de los dragones; despuГ©s le cortГі la garganta a otro; despuГ©s apuГ±alГі a otro en un costado del cuello; despuГ©s dio vuelta y cortГі la cola de otro. Uno a uno los dragones se desplomaron del cielo, cayendo en las aguas y creando un remolino en la bahГ­a debajo.

Alec no se detuvo. AtacГі a la manada una y otra vez, volando en el cielo sin retroceder. Atrapado en el torbellino, apenas se dio cuenta de que los pocos dragones que quedaban se dieron la vuelta chillando y se alejaban temerosos.

Alec apenas podГ­a creerlo. Dragones. Temerosos.

Alec mirГі hacia abajo. Vio lo alto que volaba sobre la BahГ­a de la Muerte, vio cientos de barcos, la mayorГ­a en llamas, y vio a miles de troles que flotaban muertos. TambiГ©n la isla de Knossos estaba en llamas, y su gran fortaleza en ruinas. Era una impresionante escena de caos y destrucciГіn.

Alec detectГі a su flota y le ordenГі al dragГіn que bajara. Cuando se acercaron, Alec levantГі su espada y la introdujo en la espalda del dragГіn. Este chillГі y empezГі a caer, y cuando se acercaron al agua, Alec saltГі y cayГі en las aguas junto al barco.

Inmediatamente lanzaron cuerdas y ayudaron a Alec a subir de nuevo.

Al llegar de nuevo a la cubierta, esta vez no temblaba. Ya no sentГ­a ni el frГ­o ni el cansancio ni la debilidad ni el miedo. En vez de eso, sentГ­a un poder que desconocГ­a. Se sintiГі lleno de valor, de fuerza. Se sintiГі renacer.

HabГ­a matado una manada de dragones.

Nada en Escalon podrГ­a detenerlo ahora.




CAPГЌTULO TRES


Vesuvius, despertando al sentir las afiladas garras lastimГЎndole el revГ©s de su mano, abriГі uno de sus ojos para ver quГ© era lo que pasaba. MirГі hacia arriba desorientado y vio que estaba boca abajo sobre la arena, con las olas del mar rompiendo detrГЎs de Г©l y sintiendo el agua helada en sus piernas. Entonces recordГі. DespuГ©s de la batalla Г©pica habГ­a terminado en la costa de la BahГ­a de la Muerte; ahora se preguntaba cuГЎnto tiempo habГ­a estado ahГ­ inconsciente. La marea ahora lo estaba alcanzando, y lo hubiera arrastrado hacia adentro si no hubiera despertado. Pero no habГ­a sido el frГ­o de las aguas lo que lo habГ­a despertado; habГ­a sido la criatura en su mano.

Vesuvius mirГі hacia su mano que reposaba en la arena y vio a un gran cangrejo pГєrpura que le encajaba una garra en la mano, arrancГЎndole un pequeГ±o pedazo de piel. Se tomaba su tiempo, como creyendo que Vesuvius era un cadГЎver. Con cada corte, Vesuvius sentГ­a una oleada de dolor.

Vesuvius no podГ­a culpar a la criatura. MirГі a su alrededor y vio miles de cadГЎveres dispersados por toda la playa; los restos de su ejГ©rcito de troles. Todos estaban tirados y cubiertos de cangrejos pГєrpuras, y el sonido de sus garras llenaba el aire. El olor de los troles muertos era tan desagradable que casi lo hizo vomitar. Este cangrejo en su mano era claramente el primero que habГ­a llegado hasta Vesuvius. Los otros probablemente sintieron que aГєn estaba vivo y esperaron su momento. Pero este valiente cangrejo se habГ­a arriesgado. Docenas mГЎs ya empezaban a acercarse, tentativamente siguiendo su ejemplo. Vesuvius supo que en unos momentos estarГ­a cubierto y serГ­a comido vivo por este pequeГ±o ejГ©rcito; eso si no era primero succionado por la marea congelada de la BahГ­a de la Muerte.

SintiГ©ndose hervir por la furia, Vesuvius extendiГі su otra mano, tomГі al cangrejo pГєrpura y lo apretГі lentamente. El cangrejo trataba de escapar, pero Vesuvius no se lo permitirГ­a. Se agitaba salvajemente tratando de alcanzar a Vesuvius con sus pinzas, pero Г©l lo apretaba con fuerza evitando que se diera la vuelta. ApretГі mГЎs y mГЎs fuerte, lentamente, tomГЎndose su tiempo, sintiendo gran placer al provocarle dolor. La criatura chillГі con un terrible sonido agudo mientras Vesuvius lentamente cerraba por completo su puГ±o.

Finalmente explotГі. Borbotones de sangre pГєrpura salieron por su mano mientras Vesuvius escuchaba con satisfacciГіn el crujir del caparazГіn. Lo tirГі, completamente aplastado.

Vesuvius logrГі levantarse en una rodilla, aГєn tambaleante y, al hacerlo, docenas de cangrejos corrieron claramente asustados al ver a un muerto levantarse. Esto creo una reacciГіn en cadena, y al levantarse, miles de cangrejos huyeron dejando la playa vacГ­a mientras Vesuvius daba su primer paso en la playa. CaminГі por el cementerio y lentamente empezГі a recordarlo todo.

La batalla de Knossos. Estaba ganando y estaba a punto de destruir a Lorna y Merk cuando llegaron los dragones. RecordГі caer de la isla; perdiГі su ejГ©rcito; recordГі su flota en llamas; y finalmente, que casi se ahogaba. HabГ­a tenido una derrota y el solo pensarlo lo hacГ­a arder con vergГјenza. Se dio la vuelta y vio hacia la bahГ­a, hacia el lugar de su derrota, y vio en la distancia que la isla de Knossos seguГ­a en llamas. Vio lo que quedaba de su flota flotando ahora en pedazos, con algunos barcos aГєn encendidos. Entonces escuchГі un chillido en las alturas. VolteГі hacia arriba inmediatamente.

Vesuvius no podГ­a creer lo que estaba viendo. No era posible. Los dragones estaban cayendo del cielo hacia la bahГ­a y dejaban de moverse.

Muertos.

En las alturas vio a un hombre que montaba a uno de ellos, peleando contra ellos mientras se sostenГ­a de la espalda del dragГіn y con una espada. Finalmente el resto de la manada se fue huyendo.

VolteГі de nuevo hacia las aguas y vio, en el horizonte, docenas de barcos con banderas de las Islas Perdidas, y vio cГіmo el hombre bajaba del Гєltimo dragГіn y subГ­a a su barco. Vio a la mujer, Lorna, y al asesino, Merk, y se llenГі de furia al ver que habГ­an sobrevivido.

Vesuvius mirГі de nuevo hacia la costa y vio a su naciГіn de troles muertos, que eran comidos por los cangrejos o por los tiburones al ser llevados por la corriente; nunca se habГ­a sentido tan solo. Se dio cuenta con gran sorpresa que Г©l era el Гєnico sobreviviente de su ejГ©rcito.

Vesuvius girГі y mirГі hacia el norte, hacia el continente de Escalon, y sabГ­a que en algГєn lugar en el norte lejano Las Flamas ya habГ­an sido bajadas. Justo ahora su gente deberГ­a estar saliendo de Marda, invadiendo Escalon, con millones de troles migrando hacia el sur. DespuГ©s de todo, Vesuvius habГ­a conseguido llegar a la Torre de Kos y destruir la Espada de Fuego, y seguramente ahora su naciГіn ya habГ­a cruzado y estaban desgarrando Escalon. Necesitaban un lГ­der; lo necesitaban a Г©l.

Vesuvius habГ­a perdido esta batalla; pero tenГ­a que recordar que ya habГ­a ganado la guerra. Su momento mГЎs glorioso, el momento que habГ­a esperado toda su vida, lo estaba esperando. HabГ­a llegado el momento de recuperar el poder y de guiar a su pueblo a una completa y total victoria.

SГ­, pensГі mientras se erguГ­a, olvidГЎndose del dolor, de las heridas y del frГ­o extremo. HabГ­a conseguido lo que habГ­a venido a obtener. DejarГ­a a la chica y a su gente flotar en el ocГ©ano. DespuГ©s de todo, le esperaba la destrucciГіn de Escalon. Ya habrГ­a tiempo de regresar y matarla despuГ©s. SonriГі al pensarlo. En realidad la matarГ­a; le arrancarГ­a todas las extremidades.

Vesuvius entonces empezГі a trotar y pronto ya estaba corriendo. Se dirigГ­a al norte. EncontrarГ­a a su naciГіn y los guiarГ­a en la batalla mГЎs grande de todos los tiempos.

HabГ­a llegado el momento de destruir a Escalon ahora y para siempre.

Pronto, Escalon y Marda serГ­an uno.




CAPГЌTULO CUATRO


Kyle miraba con asombro mientras la grieta en la tierra crecГ­a y miles de troles caГ­an hacia sus muertes, agitГЎndose hacia el vientre de la tierra. Alva estaba cerca con su bastГіn levantado e intensos rayos de luz caГ­an de este, tan brillantes que Kyle tenГ­a que cubrirse los ojos. Estaba eliminando al ejГ©rcito de troles, protegiendo al norte Г©l solo. Kyle habГ­a peleado con todo lo que tenГ­a al igual que Kolva a su lado, y aunque habГ­an logrado derribar a docenas de troles en un fiero combate mano a mano antes de resultar heridos, sus recursos eran limitados. Alva era lo Гєnico que ahora evitaba que los troles invadieran Escalon.

Los troles pronto se dieron cuenta de que la grieta los estaba matando, y se detuvieron del otro lado, a cincuenta yardas de distancia, al darse cuenta de que no podГ­an avanzar. Miraban a Alva y Kolva y Kyle y Dierdre y Marco con ojos llenos de frustraciГіn. Mientras la grieta seguГ­a extendiГ©ndose hacia ellos, los troles se dieron la vuelta y huyeron con pГЎnico en sus rostros.

El ajetreo pronto se detuvo y cayГі el silencio. La marea de troles se habГ­a detenido. ВїEstaban huyendo de regreso a Marda? ВїSe reagrupaban para invadir en otra parte? Kyle no estaba seguro.

En medio del silencio, Kyle se quedГі en el suelo en agonГ­a por sus heridas. MirГі cГіmo Alva bajaba lentamente su bastГіn y cГіmo la luz se atenuaba a su alrededor. Alva entonces se volteГі hacia Г©l, extendiГі su mano y la puso en la frente de Kyle. Kyle sintiГі una oleada de luz entrando en su cuerpo, sintiГі el calor y la luz y, en solo unos momentos, sintiГі que estaba completamente curado. Se sentГі y sintiГі que volvГ­a a la vida; inundado de gratitud.

Alva se arrodillГі al lado de Kolva, puso su mano en su estГіmago y lo curГі tambiГ©n. En solo unos momentos Kolva pudo levantarse, claramente sorprendido de poder estar de pie y con brillo de luz en sus ojos. Dierdre y Marco eran los siguientes, y mientras Alva ponГ­a sus palmas sobre ellos, ellos tambiГ©n fueron curados. ExtendiГі su bastГіn y tambiГ©n toco a Leo y Andor, y ambos se levantaron al ser curados por los poderes mГЎgicos de Alva antes de que sus heridas los acabaran.

Kyle se quedГі impactado al presenciar con sus propios ojos el poder de este ser mГЎgico del que solo habГ­a escuchado rumores toda su vida. SabГ­a que estaba en presencia de un verdadero maestro. TambiГ©n sintiГі que era una presencia que serГ­a fugaz; el maestro no se quedarГ­a.

“Lo has logrado,” dijo Kyle lleno de admiración y gratitud. “Has detenido a la entera nación de troles.”

Alva negГі con la cabeza.

“No lo he hecho,” respondió él deliberadamente, con voz tranquila y ancestral. “Simplemente los he retrasado. Se acerca una destrucción grande y terrible.”

“¿Pero cómo?” presionó Kyle. “La grieta; ellos nunca podrán cruzarla. Has matado a miles de ellos. ¿No estamos seguros ahora?”

Alva negГі con la cabeza con tristeza.

“Esto ni siquiera fue la punta del iceberg de esta nación. Millones más están por avanzar. La gran batalla ha comenzado; la batalla que decidirá el destino de Escalon.”

Alva caminГі por entre los escombros de la Torre de Ur, abriГ©ndose camino con su bastГіn mientras Kyle lo miraba, confundido por este enigma. Finalmente se volteГі hacia Dierdre y Marco.

“Desean regresar a Ur, ¿no es así?” les preguntó.

Dierdre y Marco asintieron, con esperanza en sus rostros.

“Vayan,” les ordenó.

Ellos lo miraron, claramente estupefactos.

“Pero ahí ya no queda nada,” dijo ella. “La ciudad fue destruida, inundada. Ahora los Pandesianos gobiernan.”

“Regresar ahí sería regresar a nuestras muertes,” añadió Marco.

“Por ahora,” respondió Alva. “Pero pronto se les necesitará en ese lugar, cuando llegue la gran batalla.”

Dierdre y Marco, sin necesitar que se les insistiera, se subieron juntos a Andor y cabalgaron hacia el sur por entre el bosque, de regreso hacia la ciudad de Ur.

Leo se quedГі atrГЎs al lado de Kyle, y Kyle le acariciГі la cabeza.

“¿Te preocupas por mí y por Kyra, ¿no es así, muchacho?” le preguntó Kyle a Leo.

Leo gimiГі con afecto, y entonces Kyle supo que se quedarГ­a a su lado y lo protegerГ­a como si se tratara de Kyra. SintiГі que serГ­a un gran compaГ±ero de pelea.

Kyle se dio la vuelta y mirГі a Alva, que ahora observaba los bosques del norte.

“¿Y nosotros, mi maestro?” preguntó Kyle. “¿En dónde se nos necesita?”

“Justo aquí,” dijo Alva.

Kyle mirГі hacia el horizonte, siguiendo su mirada al norte hacia Marda.

“Ya vienen,” añadió Alva. “Y nosotros tres somos la última esperanza.”




CAPГЌTULO CINCO


Kyra estaba llena de pГЎnico tratando de liberarse de la telaraГ±a, agitГЎndose desesperadamente mientras la inmensa criatura se arrastraba hacia ella. No querГ­a mirarla, pero no pudo evitarlo. Se dio la vuelta y se llenГі de terror al ver a una araГ±a masiva que se acercaba cada vez mГЎs hacia ella. La miraba con sus grandes ojos rojos y levantaba sus largas y peludas patas negras, mientras abrГ­a su boca revelando colmillos amarillos por los que caГ­a saliva. Kyra sabГ­a que su vida estaba a punto de terminar, y que esta serГ­a una manera horrible de morir.

Mientras se retorcГ­a, Kyra escuchГі el ajetreo de los huesos en la red a su alrededor; volteГі y vio los restos de todas las vГ­ctimas que habГ­an muerto antes que ella, y supo que su probabilidad de sobrevivir era limitada. Estaba atrapada en la red y no habГ­a nada que pudiera hacer.

Kyra cerrГі los ojos sabiendo que no tenГ­a otra opciГіn. No podГ­a depender en el mundo exterior; tendrГ­a que mirar dentro de ella. SabГ­a que no podrГ­a encontrar la respuesta en su fuerza externa o en sus armas fГ­sicas. Si dependГ­a del mundo exterior, morirГ­a.

Pero sintiГі que en su interior su poder era vasto e infinito. TendrГ­a que sacar su fuerza interna, invocar los poderes a los que temГ­a enfrentarse. Finalmente tendrГ­a que entender lo que la motivaba, entender el resultado total de su entrenamiento espiritual.

EnergГ­a. Eso era lo que Alva le habГ­a enseГ±ado. Cuando dependemos en nosotros mismos, tan solo usamos una fracciГіn de nuestra energГ­a, una fracciГіn de nuestro potencial. Utiliza la energГ­a del mundo. El entero universo estГЎ esperando para ayudarte.

Lo sentГ­a, estaba pasando por sus venas. Era ese algo especial con el que habГ­a nacido, que su madre le habГ­a dejado como herencia. Era el poder que fluГ­a por todas las cosas como un rГ­o debajo de la tierra. Era el mismo poder en el que siempre le habГ­a costado confiar. Era la parte mГЎs profunda de ella, la parte en la que no confiaba por completo. Era la parte a la que mГЎs temГ­a, incluso mГЎs que a un enemigo. QuerГ­a desesperadamente invocar a su madre para que la ayudara. Pero sabГ­a que en la tierra de Marda no podrГ­a escucharla. Estaba completamente sola. Tal vez el estar completamente sola y sin poder depender de nadie era el Гєltimo trecho de su entrenamiento.

Kyra cerrГі los ojos sabiendo que era ahora o nunca. SabГ­a que debГ­a volverse mГЎs grande que ella misma, mГЎs grande que el mundo enfrente de ella. Se obligГі a enfocarse en su energГ­a interior, y despuГ©s en la energГ­a a su alrededor.

Lentamente, Kyra se sintonizГі. SintiГі la energГ­a de la red y de la araГ±a; pudo sentirla pasar dentro de ella. Lentamente permitiГі que esta formara parte de ella. Ya no peleaba contra ella. En vez de eso, se permitiГі ser una sola con ella.

Kyra sintiГі que ella y el tiempo se volvГ­an mГЎs lentos. Pudo concentrarse hasta en los mГЎs pequeГ±os detalles, en todo lo que escuchaba y en todo lo que estaba a su alrededor.

De repente, Kyra sintiГі un destello de energГ­a y por primera vez supo que el universo era uno solo. SintiГі que todos los muros de separaciГіn eran derribados, y sintiГі que la barrera entre el mundo externo e interno se disolvГ­a. SintiГі que la distinciГіn misma era falsa.

Al hacerlo, sintiГі una oleada de energГ­a, como si una presa se abriera dentro de ella. Sus palmas le ardГ­an como si se estuvieran quemando.

Kyra abriГі los ojos y vio que la araГ±a ya estaba cerca y lista para caer sobre ella. Se dio la vuelta y vio que su bastГіn estaba en la red cerca de ella. EstirГі la mano ya sin dudar de ella misma. InvocГі a su bastГіn y, al hacerlo, este volГі por el aire directamente hacia su palma. Lo tomГі con fuerza.

Kyra utilizГі su poder sabiendo que era mГЎs fuerte que cualquier cosa frente a ella, y confiГі en ella misma. Al hacerlo, levantГі el brazo que sostenГ­a el bastГіn y se liberГі de la telaraГ±a.

GirГі y, justo cuando la araГ±a dejaba caer sus colmillos sobre ella, ella dio la vuelta y le encajГі el bastГіn dentro de la boca.

La araГ±a dejГі salir un chillido espantoso y Kyra empujГі su bastГіn mГЎs profundo en su boca mientras lo giraba. Esta tratГі de cerrar su mandГ­bula, pero no pudo hacerlo al tener el bastГіn atravesado en la boca.

Pero entonces, para la sorpresa de Kyra, esta de repente cerrГі las mandГ­bulas e hizo trizas el antiguo bastГіn. RompiГі lo que no podГ­a ser roto, destruyГ©ndolo en su boca como un palillo. Esta bestia era mГЎs poderosa de lo que habГ­a imaginado.

La araГ±a se lanzГі hacia ella y, al hacerlo, el tiempo se ralentizo. Kyra sintiГі que todo encajaba en su enfoque. SintiГі muy dentro de ella que podГ­a ser libre, que podГ­a ser mГЎs rГЎpida que ella.

Kyra se lanzГі hacia adelante, liberГЎndose y rodando en la red; cuando cayeron los colmillos, atravesaron la red en vez de a ella.

Mientras Kyra se enfocaba sintiГі, por primera vez, una pequeГ±a vibraciГіn en el aire, algo que la llamaba. Se dio la vuelta y vio del otro lado de la red aquello por lo que habГ­a venido a Marda: el BastГіn de la Verdad. AhГ­ estaba, encajado en un bloque de granito negro, etГ©reo, brillando bajo el cielo de medianoche.

Kyra sintiГі una conexiГіn intensa con este, y sintiГі un hormigueo en su palma al extender su mano derecha hacia este. DejГі salir el grito de batalla mГЎs grande de su vida, y entonces supo, simplemente lo supo, que el bastГіn la obedecerГ­a.

De repente, Kyra sintiГі que la tierra temblaba debajo de ella. Supo que estaba atrayendo el arma desde el mismГ­simo nГєcleo de la tierra, y por un glorioso momento no dudГі ni de ella misma ni de sus poderes ni del universo.

A esto le siguiГі el gran sonido de piedra chocando contra piedra, y Kyra mirГі con admiraciГіn que el bastГіn se elevaba lentamente liberГЎndose del granito. Se elevГі lentamente y despuГ©s volГі por el aire, con su eje negro y adornado con joyas cayendo en la palma derecha de Kyra. Lo tomГі y se sintiГі viva. Era como sostener una serpiente, como sostener un ser vivo.

Sin dudar, Kyra girГі y atacГі justo cuando la araГ±a venГ­a por ella. El bastГіn de repente se transformГі en una cuchilla y cortГі la inmensa red en dos.

La araГ±a, chillando, cayГі al suelo claramente aturdida.

Kyra se dio la vuelta y cortГі la red de nuevo, liberГЎndose completamente y cayendo de pie. Sostuvo el bastГіn con ambas manos por sobre su cabeza justo cuando la bestia se abalanzaba sobre ella. La enfrentГі valientemente, dando un paso hacia adelante y golpeГЎndola con el BastГіn de la Verdad con todas sus fuerzas. SintiГі que el bastГіn cortaba por entre el grueso cuerpo de la araГ±a. Esta chillГі horriblemente mientras era cortada en dos.

De esta brotГі sangre negra y espesa mientras caГ­a muerta sobre el suelo.

Kyra se quedГі de pie sosteniendo el bastГіn con brazos temblorosos, sintiendo una oleada de energГ­a como la que nunca habГ­a sentido antes. SintiГі que en ese momento habГ­a cambiado. SintiГі que se habГ­a vuelto mГЎs poderosa y que nunca volverГ­a a ser la misma. SintiГі que todas las puertas se abrieron delante de ella y que todo era posible.

En las alturas, el cielo tronaba y los relГЎmpagos crujГ­an. Rayos escarlata cruzaban las nubes dejГЎndolas marcadas, como si lava fluyera por entre las nubes. A esto le siguiГі un gran rugido y Kyra se regocijГі al ver a Theon salir de entre las nubes. SintiГі que la barrera habГ­a desaparecido al haber sacado el bastГіn. Por primera vez supo que ella estaba destinada a cambiarlo todo.

Theon aterrizГі frente a ella y, sin esperar, ella se subiГі a su espalda y se elevaron en el aire. Se escuchaban truenos por todas partes mientras volaban por el cielo hacia el sur, lejos de Marda y con destino a Escalon. Kyra supo que habГ­a bajado hasta los niveles mГЎs profundos y habГ­a prevalecido, que habГ­a pasado su prueba final.

Y ahora, con el BastГіn de la Verdad en su mano, tenГ­a una guerra que ganar.




CAPГЌTULO SEIS


Mientras se alejaba navegando, Lorna observaba la isla de Knossos todavГ­a en llamas desvanecerse en el horizonte y sintiГі que su corazГіn se rompГ­a dentro de ella. Estaba en la proa del barco aferrГЎndose a la barandilla, con Merk a su lado y la flota de las Islas Perdidas detrГЎs de ella. PodГ­a sentir todas las miradas sobre ella. Esta querida isla, hogar de los Observadores y de los valientes guerreros de Knossos, habГ­a dejado de existir. La gloriosa fortaleza habГ­a sido destruida con fuego y los queridos guerreros que habГ­an hecho guardia por miles de aГ±os ahora estaban muertos, asesinados por la oleada de troles y terminados por la bandada de dragones.

Lorna sintiГі movimiento y vio que a su lado llegaba Alec, el muchacho que habГ­a matado a los dragones y que habГ­a logrado que hubiera silencio de nuevo en la BahГ­a de la Muerte. Se miraba tan confundido como ella al sostener su espada, y ella sentГ­a una gran gratitud hacia Г©l y hacia el arma que sostenГ­a en las manos. Le dio una mirada a la Espada Incompleta, una obra de arte, y pudo sentir la intensa energГ­a que emanaba de esta. RecordГі la muerte de los dragones y entonces supo que lo que Г©l tenГ­a en las manos era el destino de Escalon.

Lorna estaba agradecida por seguir con vida. SabГ­a que tanto ella como Merk habrГ­an llegado a su final en la BahГ­a de la Muerte si estos hombres de las Islas Perdidas no hubieran llegado. Pero tambiГ©n sentГ­a mucha culpa por los que no habГ­an sobrevivido. Lo que mГЎs le dolГ­a era el no haber podido predecir esto. Toda su vida habГ­a podido predecir cosas, todos los giros y vueltas del destino durante su solitaria vida en la Torre de Kos. HabГ­a previsto la llegada de los troles, la llegada de Merk, y hasta habГ­a visto que la Espada de Fuego serГ­a destruida. HabГ­a previsto la gran batalla en la isla de Knossos; pero no habГ­a previsto el resultado. No habГ­a previsto la isla en llamas ni a los dragones. Ahora dudaba de sus propios poderes, y esto le dolГ­a mГЎs que cualquier otra cosa.

ВїCГіmo pasГі todo esto? se preguntaba. La Гєnica respuesta podГ­a ser que el destino de Escalon cambiaba momento a momento. Lo que habГ­a estado escrito por miles de aГ±os estaba siendo cambiado. SintiГі que el destino de Escalon estaba en la balanza y ahora era amorfo.

Lorna sintiГі todos los ojos sobre ella, todos queriendo saber a dГіnde dirigirse ahora y el destino que les esperaba al alejarse navegando de la isla en llamas. Con el mundo entero en caos, la buscaban por respuestas.

Lorna cerrГі los ojos y, lentamente, pudo sentir la respuesta dentro de ella, algo que le decГ­a en dГіnde se les necesitaba mГЎs. Pero algo oscurecГ­a su visiГіn. Con un sobresalto, lo recordГі. Thurn.

Lorna abriГі los ojos y examinГі las aguas debajo, observando los cuerpos flotantes que pasaban y el mar de muertos que chocaban con el casco. Los otros marineros tambiГ©n habГ­an estado buscando por horas, escaneando los rostros junto con ella pero sin Г©xito.

“Mi señora, el barco espera tus órdenes,” presionó Merk gentilmente.

“Hemos revisado las aguas por horas,” añadió Sovos. “Thurn está muerto. Debemos dejarlo.”

Lorna negГі con la cabeza.

“Siento que no lo está,” replicó ella.

“Yo, más que nadie, desearía que eso fuera verdad,” respondió Merk. “Le debo mi vida. Él nos salvó del fuego de los dragones. Pero lo vimos quemarse y caer al mar.”

“No lo vimos morir,” respondió ella.

Sovos suspirГі.

“Mi señora, incluso si de alguna manera sobrevivió a la caída,” añadió Sovos, “no pudo haber sobrevivido a estas aguas. Debemos dejarlo. Nuestra flota necesita dirección.”

“No,” dijo ella con una voz decisiva y llena de autoridad. Pudo sentirlo dentro de ella, una premonición, un hormigueo en medio de los ojos. Este le decía que Thurn seguía vivo ahí abajo, en medio de los escombros y en medio de los miles de cuerpos flotantes.

Lorna examinГі las aguas, esperando y escuchando. Se lo debГ­a, y ella nunca le habГ­a dado la espalda a un amigo. La BahГ­a de la Muerte estaba tenebrosamente callada, con los troles muertos y los dragones fuera de vista. Pero aun asГ­ tenГ­a su propio sonido, el constante aullido del viento, el chapoteo de un millar de olas, y el agitarse del barco que no dejaba de mecerse. Mientras escuchaba, las rГЎfagas de viento se volvieron mГЎs feroces.

“Se acerca una tormenta, mi señora,” dijo Sovos finalmente. “Debemos irnos. Necesitamos dirección.”

SabГ­a que tenГ­an razГіn. Pero aun asГ­ no podГ­a irse.

Justo cuando Sovos abrГ­a la boca para hablar, Lorna sintiГі de repente una oleada de emociГіn. Se inclinГі y mirГі algo en la distancia que se movГ­a entre las aguas y que era atraГ­do hacia el barco por la corriente. SintiГі un hormigueo en su estГіmago y supo que era Г©l.

“¡AHÍ!” gritó ella.

Los hombres se apuraron hacia la barandilla y tambiГ©n lo miraron: ahГ­ estaba Thurn, flotando en el agua. Lorna no perdiГі tiempo. Dio dos grandes pasos, saltГі por la orilla, y se lanzГі cabeza abajo por el aire hacia las heladas aguas de la bahГ­a.

“¡Lorna!” gritó Merk detrás de ella, con preocupación en su voz.

Lorna vio a los tiburones rojos nadando debajo de ella y entendiГі su preocupaciГіn. Estaban rodeando a Thurn, y aunque lo atacaban, ella vio que todavГ­a no eran capaces de penetrar su armadura. Ella se dio cuenta de lo afortunado que era Thurn de todavГ­a traer su armadura; y mГЎs afortunado aГєn al poder sostenerse de un tablГіn de madera que lo mantenГ­a a flote. Pero los tiburones ahora atacaban con mГЎs fuerza, volviГ©ndose mГЎs valientes, y supo que se le acababa el tiempo.

TambiГ©n sabГ­a que los tiburones irГ­an por ella, pero esto no la detendrГ­a, no cuando la vida de Г©l estaba en peligro. Estaba en deuda con Г©l.

Lorna cayГі en el agua impactada por lo helada que estaba y, sin detenerse, nadГі y pateГі por debajo del agua hasta llegar con Г©l, usando sus poderes para nadar mГЎs rГЎpido que los tiburones. Lo tomГі poniГ©ndole un brazo alrededor y sintiГі que estaba vivo, aunque inconsciente. Los tiburones empezaron a nadar hacia ella y ella se preparГі, lista para hacer lo que fuera necesario para mantenerse con vida.

Lorna de repente vio cuerdas a su alrededor y se aferrГі de una fuertemente, sintiГі que era jalada hacia atrГЎs, y volГі por el aire. Fue justo en el momento exacto: un tiburГіn rojo saltГі del agua y tratГі de morderle las piernas, pero fallГі.

Lorna, sosteniendo a Thurn, fue levantada en el aire atravesando el viento helado que los hacГ­a chocar contra el casco del barco. Un momento despuГ©s fueron levantados por la tripulaciГіn y, antes de subir al barco, echГі una mirada hacia abajo y alcanzГі a ver a los tiburones furiosos por haber perdido su almuerzo.

Lorna cayГі en la cubierta con Thurn todavГ­a en sus brazos, y al hacerlo, inmediatamente le dio la vuelta y lo examinГі. La mitad de su rostro estaba desfigurado, quemado por el fuego, pero al menos habГ­a sobrevivido. Sus ojos estaban cerrados. Al menos no estaban abiertos hacia el cielo; esto era una buena seГ±al. Le puso una mano en el corazГіn y sintiГі algo. Aunque muy dГ©bil, era un latido de corazГіn.

Lorna le puso las palmas sobre el corazГіn y, al hacerlo, sintiГі una oleada de energГ­a, un intenso calor que salГ­a de las palmas de sus manos y hacia Г©l. InvocГі a sus poderes y esperГі que Thurn pudiera regresar a la vida.

Thurn de repente se sentГі derecho con un jadeo y respirando agitadamente y escupiendo agua. TosiГі y los otros hombres se acercaron rГЎpidamente para cubrirlo en pieles y calentarlo. Lorna estaba eufГіrica. Vio que le regresaba el color al rostro y supo que vivirГ­a.

Lorna entonces sintiГі que le colocaban pieles calientes sobre los hombros, y al darse vuelta vio que Merk estaba de pie a su lado, sonriГ©ndole y ayudГЎndole a ponerse de pie.

Los hombres pronto ya estaban todos a su alrededor, mirГЎndola incluso con mГЎs respeto.

“¿Y ahora?” le preguntó él a su lado. Casi tuvo que gritar para ser escuchado por sobre el viento y el mecimiento del barco.

Lorna sabГ­a que les quedaba poco tiempo. CerrГі los ojos y levantГі las palmas al cielo, y lentamente sintiГі el tejido del universo. Con la Espada de Fuego destruida, Knossos acabado, y los dragones desaparecidos, necesitaba saber en dГіnde los necesitaba mГЎs Escalon en este tiempo de crisis.

De repente sintiГі la vibraciГіn de la Espada Incompleta a su lado, y entonces lo supo. Se dio la vuelta hacia Alec y Г©l la mirГі, claramente esperando.

Ella sintiГі que su destino especial empezaba a aparecer dentro de ella.

“Ya no deberás perseguir a los dragones,” dijo ella. “Aquellos que han huido no te buscarán; ahora te temen. Y si los buscas, no los encontrarás. Han ido a pelear en otra parte de Escalon. La misión de destruirlos ahora es de otra persona.”

“¿Entonces qué, mi señora?” preguntó él, claramente sorprendido.

CerrГі los ojos y sintiГі que llegaba la respuesta.

“Las Flamas,” respondió Lorna sintiendo que esa era la respuesta. “Deben ser restauradas. Esa es la única forma de evitar que Marda destruya Escalon. Eso es lo que más importa ahora.”

Alec parecГ­a perplejo.

“¿Y eso que tiene que ver conmigo?” preguntó él.

Ella lo mirГі.

“La Espada Incompleta,” respondió ella. “Es la última esperanza. Esta, y solo esta, podrá restaurar el muro de fuego. Deberá ser regresada a su hogar original. Hasta entonces, Escalon nunca podrá estar seguro.”

Г‰l la mirГі con sorpresa en el rostro.

“¿Y dónde está su hogar?” preguntó él mientras los hombres se acercaban para escuchar.

“En el norte,” dijo ella. “En la Torre de Ur.”

“¿Ur?” preguntó Alec, estupefacto. “¿No ha sido ya destruida la torre?”

Lorna asintiГі.

“La torre, sí,” respondió ella. “Pero no lo que yace debajo.”

RespirГі profundo mientras todos la miraban fijamente.

“La torre tiene una cámara secreta muy por debajo del suelo. En realidad la torre nunca fue importante; tan solo era una distracción. Se trata de lo que hay debajo. Ahí encontrará su hogar la Espada Incompleta. Cuando la regreses, la tierra estará segura y Las Flamas volverán para siempre.”

Alec respirГі profundo, claramente tratando de procesarlo todo.

“¿Quieres que viaje hacia el norte?” preguntó él. “¿Hacia la torre?”

Ella asintiГі.

“Será un viaje muy peligroso,” dijo ella. “Encontrarás enemigos por ambos lados. Lleva a los hombres de las Islas Perdidas contigo. Naveguen por el Mar de los Lamentos y no se detengan hasta llegar a Ur.”

Dio un paso hacia adelante y le puso una mano en el hombro.

“Regresa la espada,” le ordenó. “Y sálvanos.”

“¿Y usted, mi señora?” preguntó Alec.

Ella cerrГі los ojos y sintiГі una terrible oleada de dolor; entonces supo a dГіnde deberГ­a ir.

“Duncan muere mientras hablamos,” dijo ella. “Y solo yo puedo salvarlo.”




CAPГЌTULO SIETE


Aidan cabalgaba por los pГЎramos con los hombres de Leifall, Cassandra a su lado, Anvin al otro lado, Blanco a sus pies, y todos galopaban dejando una nube de polvo mientras Aidan se regocijaba por el sentimiento de victoria y orgullo. HabГ­a ayudado a lograr lo imposible: redirigir las cataratas, cambiar la inmensa corriente de Everfall, y enviar las aguas a borbotones por las planicies para inundar el caГ±Гіn; y asГ­ salvar a su padre justo a tiempo. Al acercarse y estando muy deseoso de poder reencontrarse con su padre, Aidan pudo ver a los hombres de su padre en la distancia, pudo escuchar los gritos de jГєbilo que llegaban hasta ahГ­, y se llenГі de orgullo. Lo habГ­an conseguido.

Aidan estaba eufГіrico al ver que su padre y sus hombres habГ­an sobrevivido, el caГ±Гіn inundado, rebosante, y miles de Pandesianos muertos a sus pies. Por primera vez Aidan sintiГі un gran sentido de propГіsito y pertenencia. En realidad habГ­a contribuido a la causa de su padre a pesar de su corta edad, y se sentГ­a un hombre entre los hombres. SintiГі que este serГ­a uno de los momentos mГЎs grandes de su vida.

Mientras galopaban acompaГ±ados por el brillante sol, Aidan estaba impaciente por el momento en que viera a su padre, el orgullo en sus ojos, su gratitud y, mГЎs que nada, su mirada de respeto. Estaba seguro de que ahora su padre lo mirarГ­a como a un igual, como a uno de los suyos, como a un verdadero guerrero. Era todo lo que Aidan siempre habГ­a querido.

Aidan siguiГі avanzando con el estruendoso sonido de los caballos en sus oГ­dos, cubierto de tierra y quemado por la larga cabalgata, y al pasar la colina vio el Гєltimo trecho delante de ellos. MirГі hacia el grupo de los hombres de su padre con el corazГіn acelerado por la anticipaciГіn; cuando de repente se dio cuenta de que algo andaba mal.

AhГ­ en la distancia los hombres de su padre estaban abriendo camino, y en medio caminaba una sola figura, caminando sola por el desierto. Una chica.

No tenГ­a sentido. ВїQuГ© estaba haciendo una chica sola ahГ­ caminando hacia su padre? ВїPor quГ© se detenГ­an todos los hombres dejГЎndola pasar? Aidan no sabГ­a exactamente quГ© era lo que estaba mal, pero por el latir de su corazГіn supo que algo dentro de Г©l le decГ­a que esto significaba problemas.

Y lo que fue mГЎs extraГ±o, al acercarse Aidan pudo reconocer la figura particular de la chica. Vio su capa de gamuza y cuero, sus altas botas negras, su bastГіn en la mano, su cabello largo color rubio claro, su rostro orgulloso distintivo, y parpadeГі confundido.

Kyra.

Su confusiГіn siguiГі creciendo. Al verla caminar, vio la forma de su marcha y la forma en que sostenГ­a los hombros, y supo que habГ­a algo extraГ±o. Se miraba como ella, pero no lo era. No era la hermana con la que habГ­a pasado toda su vida, con la que habГ­a leГ­do libros apoyado en su regazo.

AГєn a cien yardas de distancia, el corazГіn de Aidan se aceleraba al sentir cada vez mГЎs nerviosismo. BajГі su cabeza, pateГі a su caballo para que acelerara y cabalgГі tan rГЎpido que apenas si podГ­a respirar. TenГ­a una terrible premoniciГіn, un sentimiento de muerte inminente al ver a la chica acercarse a Duncan.

“¡PADRE!” gritó.

Pero desde ahГ­ sus gritos eran apagados por el viento.

Aidan galopГі mГЎs rГЎpido, separГЎndose del resto del grupo y bajando a toda velocidad. MirГі con impotencia cГіmo la chica se acercaba para abrazar a su padre.

“¡NO, PADRE!” gritó él.

Estaba a cincuenta yardas de distancia, despuГ©s cuarenta, despuГ©s treinta; pero aГєn muy lejos como para poder hacer algo.

“¡BLANCO, CORRE!” le ordenó.

Blanco avanzГі corriendo incluso mГЎs rГЎpido que el caballo. Pero aun asГ­ Aidan sabГ­a que no llegarГ­a a tiempo.

Entonces lo vio suceder. Para el horror de Aidan, la chica sacГі una daga y la encajГі en el pecho de su padre. Los ojos de su padre se ensancharon y cayГі de rodillas.

Aidan sintiГі que Г©l tambiГ©n era apuГ±alado. SintiГі que todo su cuerpo se colapsaba dentro de Г©l al nunca haberse sentido tan impotente. Todo habГ­a pasado tan rГЎpido que los hombres de su padre estaban estupefactos y confundidos. Nadie sabГ­a quГ© estaba pasando. Pero Aidan lo sabГ­a; lo habГ­a sabido desde un principio.

AГєn a veinte yardas de distancia, Aidan desesperadamente sacГі la daga que Motley le habГ­a dado de su cinturГіn, se inclinГі hacia atrГЎs y la lanzГі.

La daga girГі por el aire reflejando la luz del sol y dirigiГ©ndose hacia la chica. Ella sacГі la daga, sonriendo, y se preparГі para apuГ±alar a Duncan otra vez; pero entonces la daga de Aidan llegГі a su objetivo. Aidan se sintiГі aliviado al ver que le habГ­a atravesado la mano, al verla gritar y soltar su arma. No fue un grito de este mundo, y ciertamente no era de Kyra. Quienquiera que fuese, Aidan la habГ­a expuesto.

Se dio la vuelta y lo mirГі y, al hacerlo, Aidan mirГі con horror cГіmo su rostro se transformaba. La apariencia femenina fue reemplazada por un grotesco rostro masculino que crecГ­a a cada segundo. Los ojos de Aidan se agrandaron por la sorpresa. No era su hermana. Se trataba del Grande y Sagrado Ra.

Los hombres de Duncan se quedaron perplejos al verlo. De alguna manera, la daga en su mano habГ­a interrumpido la ilusiГіn, habГ­a destruido la hechicerГ­a utilizada para engaГ±ar a Duncan.

Al mismo tiempo Blanco saltГі hacia Г©l, atravesando el aire y cayendo sobre el pecho de Ra con sus grandes patas, derribГЎndolo hacia atrГЎs. GruГ±endo, el perro atacГі su cuello y utilizГі sus garras. Le cortГі el rostro tomando a Ra completamente por sorpresa y evitando que pudiera prepararse para atacar a Duncan de nuevo.

Ra, peleando en la tierra, mirГі hacia el cielo y gritГі unas palabras, algo en un lenguaje que Aidan no pudo entender y claramente invocando un hechizo antiguo.

Y entonces, de repente, Ra desapareciГі en una esfera de polvo.

Todo lo que quedГі fue su daga ensangrentada en el suelo.

Y ahГ­, en un charco de sangre, estaba el cuerpo inmГіvil del padre de Aidan.




CAPГЌTULO OCHO


Vesuvius cabalgaba hacia el norte por el campo, galopando en un caballo que habГ­a robado despuГ©s de matar a un grupo de soldados Pandesianos, y ahora creando un alboroto casi sin detenerse al destruir aldea tras aldea asesinando mujeres y niГ±os inocentes. En algunos casos pasaba por una aldea para conseguir comida y armas; en otros, tan solo por el placer de matar. SonriГі ampliamente al recordar prenderle fuego a una aldea tras otra, quemГЎndolas por completo Г©l solo. DejarГ­a su marca en Escalon en cualquier lugar por el que pasara.

Al salir de la Гєltima aldea Vesuvius gruГ±Гі y lanzГі una antorcha encendida, observando con satisfacciГіn mientras caГ­a en otro techo y se incendiaba otra aldea. SaliГі de esta regocijГЎndose. Era la tercera aldea que quemaba en una hora. Las quemarГ­a todas si pudiera, pero tenГ­a asuntos urgentes. EncajГі sus tacones en el caballo y estaba determinado a unirse a sus troles y guiarlos en el Гєltimo trecho de la invasiГіn. Lo necesitaban ahora mГЎs que nunca.

Vesuvius cabalgГі y cabalgГі, cruzando las grandes planicies y entrando en la parte norteГ±a de Escalon. SintiГі que su caballo empezaba a cansarse, pero eso solo lo hizo encajarle mГЎs profundo sus tacones. No le importaba si lo cabalgaba hasta la muerte; de hecho, esperaba que asГ­ fuera.

Mientras el sol empezaba a bajar en el cielo, Vesuvius pudo sentir que su naciГіn de troles estaba cerca y lo esperaban; podГ­a olerlo en el aire. Le dio gran felicidad el pensar en su gente finalmente de este lado de Las Flamas en Escalon. Pero al avanzar, se preguntГі por quГ© sus troles no estaban ya mГЎs al sur saqueando todo el terreno. ВїQuГ© los detenГ­a? ВїEran sus generales tan incompetentes que no podГ­an hacer nada si Г©l?

Vesuvius finalmente saliГі libre de una gran extensiГіn de bosque, y al hacerlo, su corazГіn saltГі al ver a sus fuerzas extendiГ©ndose en las llanuras de Ur. Se emocionГі al ver que se juntaban decenas de miles de troles. Pero estaba confundido: en vez de parecer victoriosos, los troles parecГ­an derrotados y desamparados. ВїCГіmo era posible?

Mientras Vesuvius veГ­a a su gente simplemente parados allГ­, su rostro se ruborizГі con disgusto. Sin Г©l, todos parecГ­an desmoralizados y sin motivaciГіn para pelear. Con Las Flamas abajo, Escalon ya era de ellos. ВїQuГ© era lo que estaban esperando?

Vesuvius finalmente los alcanzГі y, al entrar en la multitud galopando, vio que todos se volteaban y lo miraban con sorpresa, miedo y despuГ©s esperanza. Todos se quedaron congelados. Siempre habГ­a tenido ese efecto en ellos.

Vesuvius bajГі de su caballo y, sin dudar, levantГі su alabarda con las manos y le cortГі la cabeza a su caballo. El caballo sin cabeza se quedГі de pie por un momento; despuГ©s cayГі muerto.

Eso, pensГі Vesuvius, fue por no correr lo bastante rГЎpido.

AdemГЎs, siempre le gustaba matar algo cuando llegaba a algГєn lugar.

Vesuvius vio el miedo en el rostro de los troles mientras marchaba hacia ellos furioso, demandando respuestas.

“¿Quién está liderando a estos hombres?” demandó.

“Yo, mi señor.”

Vesuvius dio la vuelta y vio a un trol grande y grueso, Suves, su subcomandante en Marda, que lo miraba con decenas de miles de troles detrГЎs de Г©l. Vesuvius pudo ver que Suves trataba de parecer orgulloso, pero podГ­a detectar el miedo detrГЎs de su mirada.

“Pensamos que estabas muerto, mi señor,” añadió tratando de explicar.

Vesuvius frunciГі el ceГ±o.

“Yo no muero,” replicó. “Morir es para los cobardes.”

Los troles lo miraron con temor y silencio mientras Vesuvius abrГ­a y cerraba su agarre en su alabarda.

“¿Y por qué te has detenido aquí?” demandó. “¿Por qué no has destruido todo Escalon?”

Suves pasaba la mirada de sus hombres a Vesuvius con miedo.

“Fuimos detenidos, mi maestro,” admitió él finalmente.

Vesuvius sintiГі una oleada de rabia.

“¿¡Detenidos!?” gritó. “¿Por quién?”

Suves dudГі.

“El que es conocido como Alva,” dijo finalmente.

Alva. El nombre resonГі profundamente en el alma de Vesuvius. Era el hechicero mГЎs grande de Escalon. Tal vez el Гєnico con mГЎs poder que Г©l mismo.

“Creó una grieta en la tierra,” explicó Suves. “Un cañón que no pudimos cruzar. Ha separado el sur del norte. Muchos de nosotros ya hemos muerto intentándolo. Fui yo el que detuvo el ataque para salvar a los troles que ves aquí hoy. Soy yo al que tienes que agradecer por haber conservado estas preciosas vidas. Soy yo el que salvó nuestra nación. Por eso, mi maestro, te pido que me promuevas y me des mi propio comando. Después de todo, esta nación ahora me busca a mí por liderazgo.”

Vesuvius sintiГі que su rabia estaba a punto de explotar. Con manos temblorosas, dio dos pasos rГЎpidos, girГі su alabarda, y cortГі la cabeza de Suves.

Suves cayГі al suelo mientras el resto de los troles lo miraban con sorpresa y temor.

“Ahí tienes,” le dijo Vesuvius al trol muerto, “tu comando.”

Vesuvius examinГі a su naciГіn de troles con disgusto. PasГі por las filas mirando todos los rostros, infundiendo temor y pГЎnico en todos ellos como le gustaba hacerlo.

Finalmente hablГі, con su voz pareciendo mГЎs un gruГ±ido.

“El gran sur está frente a ustedes,” dijo con una voz oscura y llena de furia. “Esas tierras fueron una vez de nosotros, saqueadas por nuestros antepasados. Esas tierras una vez fueron Marda. Nos han robado lo que es nuestro.”

Vesuvius respirГі profundo.

“Para aquellos que tengan miedo de avanzar, juntaré sus nombres y los nombres de sus familias y haré que todos sean torturados lentamente uno a uno, y entonces serán enviados a pudrirse en los fosos de Marda. Aquellos que deseen pelear y salvar sus vidas y recuperar lo que alguna vez fue de nuestros antepasados me seguirán. ¿Quién está conmigo?” gritó.

A esto le siguiГі un gran vitoreo, un gran estruendo por las filas hasta donde se alcanzaba a ver de los troles levantando sus alabardas y coreando su nombre.

“¡VESUVIUS! ¡VESUVIUS! ¡VESUVIUS!”

Vesuvius dejГі salir un gran grito de batalla, se dio la vuelta y corriГі hacia el sur. DetrГЎs de Г©l se escuchaba un estruendo como el del trueno, el estruendo de miles de troles siguiГ©ndolo, de una gran naciГіn determinada a acabar con Escalon de una vez por todas.




CAPГЌTULO NUEVE


Kyra volГі sobre la espalda de Theon dirigiГ©ndose al sur sobre Marda, lentamente volviendo a ser ella misma mientras dejaba esta tierra de oscuridad. Se sentГ­a mГЎs poderosa que nunca. En su mano derecha sostenГ­a el BastГіn de la Verdad, del que salГ­a una luz que los envolvГ­a a ambos. SabГ­a que esta arma era mucho mГЎs grande que ella; era un objeto del destino que la llenaba con su poder, que la manejaba a ella tanto como ella manejaba a este. El sostenerlo hizo que el universo se sintiera mГЎs grande, que ella se sintiera mГЎs grande.

Kyra sintiГі como si sostuviera el arma que habГ­a sido destinada para ella desde que habГ­a nacido. Por primera vez en su vida pudo entender quГ© era lo que le hacГ­a falta y ahora se sintiГі completa. Ella y el bastГіn, esta misteriosa arma que habГ­a recuperado desde las profundidades de la tierra de Marda, eran uno.

Kyra volГі hacia el sur sintiendo que Theon tambiГ©n era mГЎs grande y fuerte, y que la furia de venganza en sus ojos era igual a la suya. Mientras pasaban las horas y seguГ­an volando, finalmente la negrura empezГі a desvanecerse y el verde de Escalon se hizo visible. El corazГіn de Kyra dio un salto al ver su tierra natal; pensГі que nunca la volverГ­a a ver. Tuvo una sensaciГіn de urgencia; sabГ­a que su padre, rodeado por los ejГ©rcitos de Ra, la necesitaba en el sur; sabГ­a que los soldados Pandesianos llenaban el terreno; sabГ­a que las flotas Pandesianas aplastaban a Escalon desde el mar; sabГ­a que en algГєn lugar en las alturas volaban los dragones tambiГ©n tratando de destruir Escalon; y sabГ­a que millones de troles tambiГ©n destrozaban el paГ­s. Escalon estaba en caos por todos lados.

Kyra parpadeГі y tratГі de alejar de su memoria el pensamiento de su tierra natal hecha pedazos, las largas extensiones de ruinas y escombro y cenizas. Aun asГ­, sabГ­a que el arma que apretaba en su mano podrГ­a significar una esperanza de redenciГіn. ВїPodrГ­an este bastГіn, Theon, y los poderes de ella realmente salvar a Escalon? ВїPodrГ­a ser salvado algo que ya estaba en ruinas? ВїPodrГ­a Escalon recuperar algo de lo que alguna vez habГ­a sido?

Kyra no lo sabГ­a, pero siempre habГ­a esperanza. Eso era lo que su padre le habГ­a enseГ±ado: incluso en la hora mГЎs desesperada, cuando las cosas se ven mГЎs sombrГ­as y parecen ya estar destruidas, siempre hay esperanza. Siempre hay una chispa de vida, de esperanza, de cambio. Nada nunca era absoluto, ni siquiera la destrucciГіn.

Kyra siguiГі volando sintiendo que su destino crecГ­a dentro de ella, sintiendo una oleada de optimismo y sintiГ©ndose mГЎs poderosa con cada momento que pasaba. ReflexionГі y sintiГі que habГ­a conquistado algo dentro de ella misma. RecordГі cortar la red de la araГ±a y sintiГі que, mientras la cortaba, tambiГ©n habГ­a cortado algo dentro de sГ­ misma. HabГ­a sido obligada a sobrevivir por sГ­ sola, y habГ­a conquistado a los demonios mГЎs profundos dentro de ella. Ya no era la misma chica que habГ­a crecido en el fuerte de Volis; ni siquiera era la misma chica que se habГ­a aventurado dentro de Marda. Ahora regresaba como una mujer, como una guerrera.

Kyra mirГі hacia abajo por entre las nubes sintiendo que el paisaje empezaba a cambiar y vio que finalmente llegaban hasta la frontera en la que anteriormente habГ­an estado Las Flamas. Al examinar la gran cicatriz en la tierra, vio movimiento que atrajo su atenciГіn.

“Más bajo, Theon.”

Atravesaron las pesadas nubes y, mientras se disolvГ­a la oscuridad, su corazГіn se emocionГі al ver de nuevo la tierra que habГ­a amado. Se sintiГі feliz al ver su propio suelo, las colinas y los ГЎrboles que reconocГ­a, y al oler el aire de Escalon.

Pero al volver a mirar, su corazГіn se desplomГі. AhГ­ abajo habГ­a millones de troles que inundaban la tierra al avanzar hacia el sur desde Marda. ParecГ­a una migraciГіn en masa de las bestias, con su estruendo audible hasta allГ­. Al ver esto, no supo cГіmo su naciГіn podrГ­a resistir un ataque como este. SabГ­a que su pueblo la necesitaba; y rГЎpido.

Kyra sintiГі que el BastГіn de la Verdad vibraba en sus manos y despuГ©s produjo un silbido agudo. SintiГі que le decГ­a que era momento de actuar, de atacar. No supo si era ella la que le ordenaba al bastГіn o si el bastГіn le ordenaba a ella.

Kyra apuntГі el bastГіn hacia el suelo y, al hacerlo, saliГі un sonido de crujido de este. Era como si sostuviera truenos y relГЎmpagos en su mano. MirГі con fascinaciГіn cГіmo una intensa esfera de luz salГ­a del bastГіn y se dirigГ­a hacia el suelo.

Cientos de troles se detuvieron y miraron hacia arriba, y vio pГЎnico y terror en sus ojos mientras veГ­an la esfera de luz que caГ­a sobre ellos desde el cielo. No tuvieron tiempo de correr.

A esto le siguiГі una explosiГіn tan poderosa que las ondas del impacto sacudieron incluso a Theon y a ella desde el suelo. La esfera de luz golpeГі el suelo con la fuerza de un cometa que chocaba contra la tierra. Al impactar, miles de troles cayeron aplastados por la creciente oleada de luz.

Kyra examinГі el bastГіn con asombro. Se preparГі para atacar de nuevo y acabar con el ejГ©rcito de troles; pero de repente escuchГі un horrible rugido encima de ella. VolteГі hacia arriba y se quedГі impactada al ver el inmenso rostro de un dragГіn escarlata que salГ­a de las nubes; y una docena mГЎs detrГЎs de este. Se dio cuenta muy tarde que estos dragones los habГ­an estado buscando.

Antes de que Kyra pudiera atacarlos con su bastГіn, uno de los dragones se acercГі y golpeГі a Theon con sus garras. Theon fue tomado con la guardia baja y saliГі volando por el aire por el tremendo golpe.

Kyra se aferrГі con todas sus fuerzas mientras giraba sin control. Las alas de Theon estaban hacia abajo mientras trataba de controlarse y girГі una y otra vez, con Kyra apenas sosteniГ©ndose de las escamas hasta que finalmente recuperГі el control.

Theon rugiГі desafiante y, a pesar de ser mГЎs pequeГ±o que ese grupo, se lanzГі hacia arriba sin miedo contra el dragГіn que lo habГ­a golpeado. El dragГіn claramente estaba sorprendido por el contraataque del mГЎs pequeГ±o Theon y, antes de que pudiera reaccionar, Theon le encajГі los dientes en la cola.

El gran dragГіn chillГі mientras Theon le arrancaba la cola de una mordida. VolГі sin cola por un momento, despuГ©s perdiГі el equilibrio y cayГі boca abajo hacia la tierra. CayГі con un gran impacto, creando un crГЎter y una nube de polvo.

Kyra levantГі su bastГіn al sentirlo arder en su mano, y lo hizo girar al ver a tres dragones mГЎs que se acercaban. Vio salir una esfera de luz que golpeГі a los tres dragones en el rostro. Estos chillaron, se detuvieron y empezaron a sacudirse. DespuГ©s dejaron de moverse y tambiГ©n cayeron muertos hacia el suelo como rocas creando una gran explosiГіn.

Kyra estaba impresionada con su poder. ВїAcababa el BastГіn de la Verdad de matar a tres dragones con un solo golpe?

Kyra levantГі el bastГіn de nuevo al ver aparecer a otra docena de dragones, y mientras lo bajaba esperando derribarlos, de repente la sorprendiГі un terrible dolor en su mano. Se dio la vuelta y vio que un dragГіn se habГ­a acercado por detrГЎs con las garras extendidas hacia su mano. Le habГ­a cortado la mano haciГ©ndola sangrar y, en el mismo movimiento, habГ­a tomado el BastГіn de la Verdad y se lo habГ­a quitado de las manos.

Kyra gritГі, mГЎs por el horror de perder el bastГіn que por el dolor de la mano. ObservГі con impotencia que el dragГіn se alejaba volando llevГЎndose el bastГіn. El dragГіn entonces lo soltГі y ella mirГі con horror que este caГ­a por el aire girando hacia el suelo. El bastГіn, la Гєltima esperanza de Escalon, iba a ser destruido.

Y Kyra, ahora indefensa, se enfrentaba a una manada de dragones, listos para hacerla trizas.




CAPГЌTULO DIEZ


Lorna caminaba rГЎpidamente por el campamento con un sentido de urgencia mientras los hombres de Duncan le abrГ­an camino. Merk caminaba a su lado junto con Sovos y seguidos de una docena de hombres de las Isas Perdidas, guerreros que se habГ­an separado de los otros y habГ­an viajado desde la BahГ­a de la Muerte y de vuelta al continente por el desierto, pasando Leptus. Lorna los habГ­a podido guiar hasta ahГ­ sabiendo que Duncan la necesitaba.

Al acercarse, Lorna vio que los hombres de Duncan la miraban con asombro. Abrieron camino para ella hasta que finalmente llegГі al pequeГ±o claro en el que estaba Duncan. HabГ­a guerreros preocupados arrodillГЎndose a su alrededor, todos gravemente alarmados por su moribundo comandante. Vio a Anvin y a Aidan llorando con Blanco a sus pies, que emitГ­a el Гєnico sonido en el pesado silencio.

Una mano la detuvo mientras se acercaba a Duncan, y ella se detuvo y mirГі hacia atrГЎs. Merk y Sovos se pusieron tensos y pusieron sus manos sobre sus espadas, pero ella los detuvo gentilmente al no querer iniciar una confrontaciГіn.

“¿Quién eres y a qué has venido aquí?” le preguntó seriamente uno de los guerreros de Duncan.

“Soy la hija del Rey Tarnis,” respondió con autoridad. “Duncan trató de salvar a mi padre. He venido a regresar el favor.”

El hombre pareciГі sorprendido.

“Su herida es fatal,” dijo el guerrero. “Lo he visto muchas veces en batalla. Ya no es posible ayudarlo.”

Ahora Lorna frunciГі el ceГ±o.

“Perdemos tiempo. ¿Prefieres que Duncan muera desangrado aquí? ¿O puedo tratar de curarlo?”

Los guerreros estaban claramente escГ©pticos desde su encuentro con Ra y su hechicerГ­a, y se miraban entre sГ­. Finalmente, Anvin asintiГі.

“Déjenla pasar,” dijo.

Se hicieron a un lado y, mientras Merk y Sovos bajaban sus armas, Lorna se apresurГі y se arrodillГі a su lado.

Lo examinГі e inmediatamente supo que estaba muy mal. Pudo sentir un aura negra de muerte alrededor de Г©l y, al examinar sus ojos cerrados y agitados, supo que su fin estaba cerca. Pronto dejarГ­a esta tierra. El golpe de Ra habГ­a hecho mucho daГ±o; pero no tanto por la daga, sino porque Duncan podГ­a sentir la traiciГіn detrГЎs de esta. Duncan todavГ­a pensaba que habГ­a sido Kyra quien lo habГ­a apuГ±alado, y ella sintiГі en el aura que Г©l no deseaba seguir viviendo debido a eso. Esto hacГ­a que se escapara su fuerza de vida.

“¿Puedes salvar a mi padre?”

Lorna volteГі hacia Aidan que tenГ­a los ojos rojos y las mejillas llenas de lГЎgrimas y la miraba con esperanza y desesperaciГіn. RespirГі profundo.

“No lo sé,” respondió ella simplemente.

Lorna puso una mano sobre la frente de Duncan y la otra sobre la herida. EmpezГі a murmurar un antiguo himno y la multitud lentamente guardГі silencio. Aidan dejГі de llorar. Ella sintiГі un intenso calor que cursaba por sus manos y que peleaba contra la herida. CerrГі los ojos e invocГі todo el poder que tenГ­a tratando de leer su destino, de entender lo que habГ­a pasado, y lo que le tenГ­a preparado el destino.

Lentamente todo llegГі hasta ella. El futuro de Duncan habГ­a sido el de morir hoy. Ese era su destino; en este campo de batalla despuГ©s de una gran victoria en el caГ±Гіn. Vio todas las batallas que Г©l habГ­a peleado; vio cГіmo se convirtiГі en guerrero y comandante; vio su batalla mГЎs grande y final aquГ­ en el caГ±Гіn. No debГ­a sobrevivir despuГ©s de la inundaciГіn. Г‰l estaba destinado a morir a su paso. HabГ­a llevado la revoluciГіn tan lejos como estaba destinado a llevarla.

Ella sintiГі que su hija, Kyra, volaba dirigiГ©ndose hasta este lugar y estaba destinada a tomar su lugar. Duncan debГ­a morir en este momento.

Pero ahora, arrodillada ante Г©l, Lorna invocГі el poder del universo y rogГі por que cambiara su futuro, por que cambiara su destino. DespuГ©s de todo, Duncan habГ­a sido el Гєnico amigo verdadero de su padre, el Rey Tarnis, incluso cuando los otros le habГ­an dado la espalda. Duncan era al que su padre le habГ­a pedido que fuera a salvarla. Se lo debГ­a en el nombre de su padre. AdemГЎs, sentГ­a dentro de ella que a Duncan podrГ­a quedarle una Гєltima batalla Г©pica en su vida.

Lorna peleГі contra el destino sintiendo que el esfuerzo era desgastante. SintiГі una batalla Г©pica de espГ­ritus desarrollГЎndose dentro de ella mientras luchaba con poderes contra los que se suponГ­a no debГ­a pelear. Eran poderes peligrosos; poderes que podГ­an matarla. DespuГ©s de todo, el destino no debГ­a tomarse a la ligera.

Mientras peleaba, Lorna sintiГі que la vida de Duncan estaba en la balanza. Finalmente se colapsГі por el cansancio y, respirando agitadamente, finalmente lo supo: era tanto una victoria como un fracaso. La vida de Duncan serГ­a extendida; pero solo por un corto tiempo. Se le permitirГ­a tener una Гєltima batalla y ver el rostro de su hija de nuevo, su verdadera hija, y a Г©l se le permitirГ­a morir en sus brazos. HabГ­a logrado conseguir algo.

Lorna se estremeciГі sintiГ©ndose mareada, abrumada por los poderes con los que habГ­a peleado. Sus palmas le ardГ­an y finalmente hubo un destello, un sentimiento como el que nunca antes habГ­a sentido y que la hizo retroceder. CayГі de espaldas a unos pies de distancia.




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